Si usted desea visitarnos, le recomendamos que llegue el viernes por la tarde, alrededor de las 3 pm., es excelente hora para comenzar a disfrutar su fin de semana.
Su mejor opción es hospedarse en uno de los espacios de alojamiento en el Centro Histórico, por razones de traslados y transporte. Después de hospedarse y antes de decidir donde cenar, visite la Catedral Metropolitana, más adelante a media cuadra al oriente encontrará San Ildefonso que hace ya algún tiempo fue corazón de la Universidad y testigo de grandes encuentros como el de Frida Kahlo y Diego Rivera. Más al norte sobre Republica de Argentina, encontrará la Secretaria de Educación Pública, antigua aduana de la Ciudad Novohispana, y donde Rivera dio rienda suelta a la pintura a través de sus murales sobre la recién triunfante revolución mexicana. Además sobre la misma calle encontrará un sin fin de librerías con ediciones recientes o verdaderas antigüedades.
Alrededor de las 6 camine de regreso al Zócalo, entre la SEP y Catedral habrá notado las ruinas del Templo Mayor, a la derecha en la calle de Guatemala No.32, puede subir a la azotea donde se encuentra la Casa de las Sirenas, excelente sitio para merendar una deliciosa gallina en mole de mango, y poder admirar la Catedral desde un ángulo poco conocido, así como el Palacio Nacional y las cúpulas que adornan el paisaje.
Al salir, de vuelta por Guatemala a la derecha y llegue hasta la calle de Brasil, busque el número 5, hallara una tortería muy bullanguera a la entrada del Bar León, que también es catedral, pero de la salsa, en donde podrá bailar toda la noche ya que cierran a las tres de la mañana aproximadamente.
El sábado por la mañana hay muchas opciones para desayunar, por ejemplo, en la esquina surponiente del Zócalo está el Gran Hotel de la Ciudad de México, donde puede admirar el vitral del techo y un antiguo elevador de jaula, en su restaurante hay buffet desde las siete de la mañana y tiene una excelente vista, al igual que el Hotel Majestic, que se encuentra justo en la esquina de Madero y el Zócalo, y donde el buffet tiene excelentes opciones.
Ahora, caminando hacia el norte, puede recorrer el portal (que se llamó de mercaderes), e incluso comprarse un sombrero típico de cualquier estado del país. Llegamos, así de nuevo, al costado de la Catedral, en donde: a) hay un módulo de información turística; b) se encuentra el monumento a Enrico Martínez, que marca el origen de las carreteras que parten de la ciudad y que informaba sobre el nivel de las aguas del lago de Texcoco, y c) está la terminal del Turibus, le recomendamos comprar el boleto de dos días.
En la Alameda Central, se encuentra el Museo Mural Diego Rivera, en donde podrá apreciar el célebre “Sueño de una Tarde Dominical en la Alameda”, mural que Diego pintó para el Hotel del Prado, víctima del terremoto de 1985. En la obra aparecen además del autor en su infancia, la famosa Catrina, Frida Kahlo y las otras esposas del artista, junto a una multitud de personajes de la historia, afuera le espera la Alameda que vio retratada, que aunque lleva ahí más de dos siglos su trazo actual con todo y fuentes, monumentos y estatuas data de fines del siglo XIX.
Hacia la mitad de la Alameda, sobre Av. Hidalgo, está la Plaza de la Santa Veracruz, frente a frente, se saludan la iglesia que le da nombre, una de las más antigüas de la ciudad, y la de San Juan de Dios, edificio barroco donde se venera a San Antonio de Padua. En medio se encuentra el museo: Franz Mayer.
Regrese a la Alameda y en dirección al Zócalo, se topará con dos de los más bellos edificios de la Ciudad, el Palacio de Bellas Artes y el Palacio de Correos, ambos le aseguramos le dejaran boquiabierto, pues el último de ellos está cubierto en su interior con dorada filigrana, y con su estilo mudéjar alberga el Museo Postal, en donde podrá admirar una pieza sin igual “Lienzo con Efectos de Mosaico”, realizada por Pablo Magaña con 48,234 timbres postales de los años 1890 a 1934.
En cuanto al Palacio de Bellas Artes su culminación data de principios del siglo XX, y en sus detalles se puede observar la pasión nacionalista de la época revolucionaria, que compitiendo con el fasto porfiriano, el art decó de los detalles, así como con los murales de Orozco, Sequeiros, Montenegro y Tamayo; adentro, el famoso telón vitral hecho por Tiffany. El recinto es sede del Museo Nacional de Arquitectura, además de agrupaciones nacionales de música y danza, vale la pena darse tiempo para apreciar algunas de las presentaciones, por ejemplo del Ballet Folklórico.
Siguiendo de regreso al Zócalo por la Calle de Tacuba, se encuentra la Plaza Manuel Tolsá, justo en medio de dos joyas de la arquitectura, el Palacio de Minería, edificio fundamental del neoclásico proyectada a finales del siglo XVIII por el arquitecto y escultor valenciano, y el Palacio de Comunicaciones, que aloja hoy el Museo Nacional de Arte (MUNAL), al centro de la Plaza se encuentra “El caballito”, estatua ecuestre de Carlos IV que lo espera con una larga historia sobre su recorrido por la ciudad.
Siguiendo por la calle de Filomeno Mata, dando vuelta a la derecha y a media cuadra, está la cantina más antigua de la Ciudad, el Bar la Opera, en el que uno puede imaginar la irrupción de Francisco Villa, quien dejó en el techo unos tiros cuyas marcas aún se observan, en contraste con su afrancesada decoración. Le sugerimos pida una sopa de Médula y pregunte por las leyendas.
Le recomendamos tome de nuevo el Turibus en dirección a Chapultepec y Polanco, aproveche para tomar fotos sobre el Paseo de la Reforma, definitivamente la avenida más bella de la Ciudad, la Columna de la Independencia “El Ángel” será un buen sitio para obtener excelentes imágenes. Termine el recorrido del turibus que lo llevará de vuelta al Zócalo, si tiene hambre le recomendamos visite el Café de Tacuba, en donde podrá degustar comida típica y oir alguna leyendas.
La mañana del domingo le recomendamos solo tome café y pan, busque la parada del Turibus en dirección a la Glorieta de la Cibeles (Plaza Madrid), ahí haga un trasbordo a la Ruta del Sur, esta le llevará por la que se dice es la Avenida más larga del mundo, Av. de los Insurgentes, siga toda la ruta para llegar lo antes posible a Coyoacán, en donde podrá desayunar en su mercado típico a precios muy económicos y posteriormente dar un recorrido por el Parque Hidalgo y Centenario, más adelante en dirección al norte podrá encontrar el Museo Casa Frida Kahlo “Casa Azul”, en donde se deleitará con las obras de esta famosa artista.
Si es usted de los que desayunan tarde los domingos antes de Coyoacán aproveche y haga una breve parada en San Ángel, donde podrá visitar la Plaza San Jacinto y el Convento.
De regreso de su paseo por el sur ya en la Plaza Madrid, tome de nuevo el Turibus del Centro – Reforma, seguro estará cansado pero aún le quedan algunas horas, llegando al Zócalo diríjase a la esquina del Palacio Nacional y la Suprema Corte, llegando a Mesones de vuelta a la Izquierda hasta las Cruces. Allí está la Fonda el Hotentote, donde podrá degustar exquisita comida mexicana que en otro lugar le costaría una fortuna: gusanos de maguey, pechuga rellena de huitlacoche en salsa de flor de calabaza y torta de elote. El lugar está decorado con frescos de José Gómez Rosas.
Para cerrar con broche de oro, dé un paseo a pie por la calle Madero hasta el cruce con Eje Central, y por treinta pesos súbase al mirador del piso 44 de la Torre Latinoamericana, inaugurada en 1956. Si la tarde está limpia podrá ver los volcanes, el Toreo de Cuatro Caminos, el Ajusco y la Villa de Guadalupe; sino, mire hacia abajo, Bellas Artes, la Alameda Central, el Zócalo. En todo caso, piense que a sus pies hay más de 25 millones de personas en una de las Ciudades más grandes del planeta y recuerde lo que dijo Salvador Novo, “Del sueño y del trabajo de todos esos hombres, ejercido en el valle más hermoso del mundo, está labrada la grandeza de la Ciudad de México”